Gloria Martínez: Volver a tejer los hilos de la vida
Durante años, Gloria Martínez pensó que nunca volvería a sostener una aguja o un pincel. La artritis reumatoide, diagnosticada hace más de una década, le arrebató poco a poco la fuerza de sus manos, la movilidad de sus articulaciones y, con ello, parte de su independencia.
“El dolor era constante”, recuerda. “No podía cerrar la mano, no podía coger una aguja, ni siquiera sostener un libro. Caminar era un reto. Dolor, básicamente dolor.”
Antes de su diagnóstico, Gloria llevaba una vida activa. Trabajaba en una tienda de ropa, disfrutaba las manualidades y pasaba horas tejiendo o pintando junto a sus amigas. Cuando la enfermedad avanzó, tuvo que renunciar a gran parte de esas actividades.
“Lo más difícil fue sentir que ya no era capaz de hacer lo que siempre había hecho con tranquilidad y ganas”, cuenta. “Sentirse limitada, perder esa libertad, fue muy duro.”
Todo cambió cuando su médico le indicó iniciar un biológico y fue contactada por el programa de KabiCare de Fresenius Kabi. "Un día me llamaron de Bogotá, yo no sabía nada del programa y desde entonces me acompañan todo el tiempo".
Con el paso de los meses los resultados comenzaron a notarse. La inflamación cedió, el dolor disminuyó y, poco a poco, Gloria empezó a recuperar lo que creía perdido. “Cuando empecé el tratamiento biológico, sentí una mejoría muy grande. La inflamación empezó a bajar, y con el tiempo pude volver a coser, pintar, caminar… volver a hacer mi vida normal.”
Su mejoría también fue evidente para quienes la rodean. Patricia Vélez, su amiga desde los siete años, ha sido testigo del cambio. “Cuando la enfermedad empezó, Gloria iba perdiendo la capacidad de hacer sus cosas. Llegó un momento en que no podía caminar ni cerrar las manos. Entraba en depresión, se sentía sin ánimo, decía ‘ya no sirvo para nada’. Desde que comenzó el nuevo tratamiento, todo cambió. La mejoría ha sido impresionante. Recuperó la alegría, las ganas de vivir. Volvimos a hacer juntas lo que más nos gusta: las manualidades.”
Más allá de los resultados clínicos, Gloria destaca el valor del acompañamiento que ha recibido. “El equipo de KabiCare me hace sentir acompañada y cuidada. Se preocupan por cada detalle, por mi tratamiento, por mi bienestar. Es un programa espectacular.”
Su historia es una muestra del impacto que tiene un acompañamiento integral y empático en el proceso de quienes viven con enfermedades crónicas. Para Gloria, el dolor ya no define sus días, sino la resiliencia y la esperanza.
Con una sonrisa tranquila, comparte un mensaje para quienes recién enfrentan un diagnóstico similar:
“Esto es cíclico: a veces se sube, a veces se baja, pero hay tratamiento, y se puede mejorar. Se puede mejorar mucho.”